COR-AZÓN
“Detrás del cuerpo no hay nada, pero el cuerpo es esencialmente psíquico”
Jean Paul Sartre
Nunca antes había prestado tanta atención a las polifonías de mi interior. En este momento, en que somos tan conscientes de nuestro cuerpo, he decidido trabajar sobre las partes que lo componen. El primero de ellos que he querido abordar es el corazón.
El corazón se desenvuelve con soltura en lo físico y en lo metafórico. Y es que si buscamos la imagen primera, aquella que hallamos en sus raíces etimológicas, encontramos historias bellas y fascinantes. Al cerebro y al corazón los emparenta la etimología fonética *ker.
Cuenta Ivonne Bordelois en A la escucha del cuerpo. Puentes entre la salud y las palabras, que si buscamos “las huellas” del cuerpo en el lenguaje nos topamos con kerámos (arcilla, barro de la tierra) lo que nos puede llevar a imaginarnos el cuerpo humano como estatua de arcilla cuyo fuego interior le insufla vida. “De las variaciones de *ker- que da kernel en inglés, es decir lo central- resultan por una parte, el cerebro y, por otra, lo referente a lo cardíaco”.
En inglés también se usó core que deriva del latín y significa centro.
En español se buscó un aumentativo y del latín Cor acabó naciendo CORAZÓN.
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